Boxeo (deporte): ¿Cuál es la opinión de Thomas Hauser sobre Pacquiao vs. Bradley?

Bradley-Pacquiao en perspectiva

Una ola de indignación ha barrido la comunidad del boxeo con respecto a la puntuación de la pelea del 9 de junio entre Tim Bradley y Manny Pacquiao. La abrumadora mayoría de los fanáticos, escritores y comentaristas que vieron la pelea pensaron que Pacquiao era un claro ganador. Jerry Roth estuvo de acuerdo en que Pacquiao había ganado, aunque su tarjeta de puntuación 115-113 estaba más cerca de lo que muchos observadores consideraron apropiado. Duane Ford y CJ Ross provocaron una tormenta de protesta, anotando el combate 115-113 a favor de Bradley.

Soy un pobre candidato para audicionar para el coro griego. En la noche de la pelea, sentado en la fila E de la sección de prensa, pensé que la decisión podría haber tomado cualquier dirección. Y marqué la pelea 115-114 para Bradley.

¿Estaba equivocado? Más adelante en este artículo, contaré los pensamientos que tuve después de ver una repetición de la pelea. Por ahora, pongamos a Bradley-Pacquiao en perspectiva.

En los últimos años, Pacquiao ha llevado el boxeo en un viaje glorioso. Los fanáticos en los Estados Unidos se dieron cuenta de él cuando noqueó a Lehlohonolo Ledwaba en 2001 para reclamar la corona de peso súper gallo de la FIB. Siguieron una serie de triunfos, destacados por una demolición en 2008 de Oscar De la Hoya y devastadores nocauts de Ricky Hatton y Miguel Cotto en 2009.

Floyd Mayweather (rival de Pacquiao por la supremacía del boxeo) ha sido incluido como una superestrella. Pacquiao es visto por millones de fanáticos en todo el mundo como un superhéroe. Hay una diferencia

En su nativa Filipinas, Pacquiao es considerado como el corazón de su pueblo. Hace dos años, fue elegido para el Congreso. Es probable que, el próximo año, se postule para gobernador de la provincia de Sarangani. La constitución filipina requiere que el presidente del país tenga al menos 40 años. Pacquiao cumplirá 40 años el 17 de diciembre de 2018. Las primeras elecciones presidenciales posteriores se disputarán en 2022.

¿Imaginario? Si.

¿Posible?

La influencia de Pacquiao tampoco se limita a su tierra natal. A principios de este año, Forbes lo colocó en cuarto lugar en su lista de los atletas “más influyentes” en los Estados Unidos.

Tim Bradley no tiene que abrirse paso entre una multitud de admiradores cada vez que sale a la calle o va al gimnasio. Pero cuanto más tiempo pasan las personas con él, más les gusta.

Bradley creció en la parte no tan buena de Palm Springs, California, como un hijo del medio con dos hermanas. Su padre era un duro capataz. Tim creció con mucha ira en él.

“Me metía en peleas todo el tiempo”, recuerda. “Estoy hablando de cuando tenía siete u ocho años. Cada vez que alguien me miraba mal, me metía en eso con ellos. Es diferente ahora. Me gusta que me respeten, pero he aprendido a tratar a otras personas con respeto. Más allá de eso, ¿qué puedo decir? Soy un chico de familia Amo a amigos y familiares. Me gusta hacer feliz a la gente. Soy extrovertido, terco, ambicioso. Trabajo duro y hago lo que sea necesario para obtener lo que quiero. No quiero que me den nada. Quiero ganarlo Para mí, la felicidad viene de la búsqueda, del viaje. Yo vivo el momento. Lo que sea que me depare la vida, lo manejo.

Otros datos de información incluyen: “Solía ​​esperar mesas. Me gustaba hacer eso porque me gusta hablar con la gente. Pero no creo que quiera esperar mesas ahora. Y solía cantar en el coro de la iglesia. Puedo llevar una melodía.

Bradley se destacó en múltiples deportes cuando era joven. “Siempre fui el niño más pequeño pero más fuerte de mi clase”, recuerda. “Fui rápido y corrí una buena milla. En la escuela secundaria, marqué 30 touchdowns en fútbol americano en 10 juegos “.

Pero su amor principal era el boxeo.

“Cuando estaba en sexto grado”, recuerda Bradley, “tuve un amigo llamado Julio. Solía ​​entrenar en un gimnasio. En la escuela, bofetadas, solo bromeando. Julio me dijo que debería ir al gimnasio con él. Le supliqué a mi papá que me dejara hacerlo. Finalmente, mi papá se cansó de que hablara sobre eso y me trajo. Conocí a mi primer entrenador ese día. Se llamaba OJ Kutcher. OJ me miró y dijo: “Algún día serás un campeón”. Le dije: ‘Dices eso a todos’. Y él me dijo: ‘No, no lo hago. Veo algo especial en ti “.

Ese mismo día, Kutcher puso a Bradley en el ring con Julio para ver qué podía hacer.

“Yo era un luchador callejero”, recuerda Tim. “Vivía en un vecindario difícil y no dejaba que nadie me intimidara. La mayoría de las peleas que tuve, las gané. Cuando Julio y yo bromeábamos con el boxeo en la escuela, siempre sacaba lo mejor de él. Así que ahora estoy en el ring con Julio. Me digo a mí mismo: “Voy a dominar, haciendo lo que siempre hago”. Me domesticaron bastante rápido. Julio seguía golpeándome en la cara, golpeándome la cabeza con su jab. Cuanto más loco me pongo, más me golpean. Me duele la cabeza. Me dolía el cuello. Tenía la nariz ensangrentada y mi labio estaba partido. Estaba enojado, triste, enojado, llorando. Julio me cerró. Me dio una patada en el trasero. El me humilló. Él mató mi orgullo. Salí del ring con lágrimas corriendo por mi cara y mi papá me preguntó: “¿Es esto lo que quieres hacer?” Dije si. Y Julio fue amable al respecto. Me dio unas palmaditas en la espalda y me dijo: ‘No te preocupes; Es solo el primer día. Te mejorarás. Él estaba en lo correcto. Tres semanas después, volvimos al ring y lo detuve “.

“Me encantó ir al gimnasio”, continúa Bradley. “La gente allí era como una familia para mí. No quería perder un día. Siempre quise correr más, entrenar más, trabajar más duro. Llegó a donde mis padres lo usaron como palanca conmigo. Si hice algo mal o si hubo algo correcto que no hice, no podría ir al gimnasio. Y OJ cambió mi vida. No endulzó nada. Lo dijo así, pero creía en mí. Era como mi padre lejos de casa, por la forma en que se preocupaba por mí. Incluso fue a la escuela a veces para verificar mis calificaciones. Luego, cuando tenía 14 años, tuvo un derrame cerebral y nunca se recuperó. Lo vi pasar. Estaba allí cuando apagaron la máquina a la que estaba conectado. Eso fue muy difícil para mí. Todavía lo extraño. Si él estuviera aquí, si pudiera volver a verlo ahora, lo primero que le diría es que me alegra verlo. Le preguntaría si quería comer algo y ponerse al día con las cosas. Luego le diría lo agradecido que estoy de que él estuviera en mi vida, que hice lo que me dijo que podía hacer y espero que esté orgulloso de mí “.

Bradley se convirtió en profesional en 2004 con Joel Díaz como entrenador y su padre, Ray Bradley, como asistente de Joel. Díaz tenía que lidiar con su propio pasado a cuadros. Un luchador profesional con un récord de 17 y 3, una retina separada lo obligó a salir del ring y se encontró bebiendo en exceso.

“Tomaría mi arma en medio de la noche y subiría a las montañas y lloraría y dispararía a las montañas”, dijo Díaz al escritor Peter Nelson. También encontró empleo como guardaespaldas de un amigo de la infancia que era traficante de drogas. Luego, el traficante se vio obligado por las circunstancias a huir del país y Díaz tuvo la epifanía de que su vida no iba a nada bueno, por lo que volvió al boxeo como entrenador.

Mientras tanto, Bradley tenía pocas ilusiones sobre el comercio en el que estaba a punto de entrar.

“Al Mitchell [un entrenador que trabajó con varios equipos olímpicos de Estados Unidos] me sentó cuando era un aficionado”, recuerda Tim. “Me lo dijo directamente, el juego profesional es un juego despiadado. Puede comerte entero, tragarte y dejarte sin nada. Solo el dos por ciento de los muchachos que se convierten en profesionales ganan suficiente dinero para cambiar sus vidas. Eso es uno de 50. E incluso si ganas el dinero, muchos hombres viven más allá de sus posibilidades, gastan todo su dinero y terminan donde comenzaron ”.

La carrera de Bradley en las filas profesionales ha sido impulsada por una ética de trabajo espartana.

“He estado cerca de muchos luchadores”, dice Cameron Dunkin, quien ha manejado a Bradley durante los últimos tres años, “y nunca he estado, quiero decir, nunca, cerca de un luchador que trabaje más y esté más enfocado en hacer lo que él tiene que hacer lo que Tim es. Se toma su carrera más en serio que cualquier luchador que haya conocido “.

Ese enfoque ayudó a Bradley a crear un récord de 28 y 0 y le trajo las coronas de peso welter junior del CMB y la OMB. Ganó sus cinturones de la manera difícil. Primero, viajó a Inglaterra para enfrentarse a Junior Witter (un campeón que pocos luchadores querían conocer) en su propio patio trasero. Luego tomó la decisión de Lamont Peterson y Devon Alexander. Esos tres oponentes tenían un registro compuesto de 84-1-2 en el momento en que Tim luchó contra ellos.

“Pelear me hace feliz”, dice Bradley. “El boxeo es un deporte hermoso. Puedes decir mucho sobre el carácter de una persona por la forma en que pelea. Te permite ver cómo es él por dentro. Siempre puedes encontrar excusas, pero o actúas en el ring o no. Para ser un gran luchador, necesitas habilidades y talento básico. Necesitas ser inteligente; Tienes que pensar allí. Necesitas coraje, corazón y determinación. Si puedes repartirlo pero no puedes tomarlo, no irás a ninguna parte del boxeo. Y ayuda si tienes una racha mala. Para mí, eso viene de mi infancia “.

¿Cuán competitivo es Bradley?

“Me encantaría retroceder en el tiempo y luchar contra Marvin Hagler”, dice Tim. “Ray Leonard se movería sobre mí, me abofetearía mientras lo perseguía. Hagler se pararía allí y pelearía. Probablemente, me patearían el trasero, pero sería una gran pelea “.

Hubo conferencias de prensa de lanzamiento para Bradley-Pacquiao en California y Nueva York. Ambos luchadores fueron amables con el elenco de Tim en el papel de un retador creíble.

“Estoy agradecido con Manny Pacquiao por darme esta oportunidad”, dijo Bradley a los medios. “No hay nadie en el mundo que prefiera pelear. Espero que se arrepienta. No solo voy a verme bien. No solo vengo a sobrevivir. No solo vengo por un sueldo. Quiero el trono “.

Bob Arum, que había garantizado bolsos mínimos de $ 26,000,000 a Pacquiao y $ 5,000,000 a Bradley, declaró: “La gente me dice que estoy subestimando a Bradley. No no soy. Bradley es un muy buen luchador. Eso es lo que el público quiere “.

Pacquiao, por su parte, advirtió a su rival: “Cuando alguien me pega, yo le devuelvo el golpe”.

Hubo una breve disputa cuando Alex Ariza (el entrenador de fuerza y ​​acondicionamiento de Pacquiao) opinó: “Los muchachos con los que estamos entrenando en el gimnasio son mejores que Bradley. Si le tiene miedo a Amir [Khan] (Bradley había rechazado una pelea contra Amir Khan en 2011), no sé lo que está pensando, luchando contra Manny. Obviamente está allí para que le paguen. Él no está allí para ganar, seguro.

Eso le valió una fuerte réplica de Joel Díaz, quien señaló: “Alex Ariza puede decir lo que quiera. Nunca ha estado en el campamento con Tim Bradley. Ni siquiera ha entrado en el gimnasio para ver a Tim Bradley entrenar. Puedo abrir la boca al mundo y decir: ‘En mi gimnasio, tengo mejores luchadores que Julio César Chávez Jr. Tengo mejores luchadores que Manny Pacquiao’. Si tiene mejores luchadores en su gimnasio que Tim Bradley, ¿cómo es que nadie los conoce? ¿Cómo es que no son campeones mundiales ?

Cuando terminó la gira de medios, Bradley observó: “Nunca había conocido a Manny antes. Cada vez que nos encontramos cara a cara, nos estábamos evaluando. Tiene piernas grandes pero no es más grande que yo. Mis abdominales son tan buenos como los suyos. Fue muy amable pero fue una especie de “miedo” agradable “.

Entonces Tim agregó: “Antes de pelear contra Devon Alexander, la gente decía lo bueno que era. Entonces comenzó la pelea y pensé: ‘¿Esto es todo? ¿De esto es de lo que todos están entusiasmados? He estado estudiando Pacquiao durante años. La gente dice: ‘Está ardiendo rápido. Golpea muy fuerte. Quiero ver por mí mismo si él es tan bueno como la gente dice que es y si puedo competir con eso. Manny puede pelear. Es genial en lo que hace. Quiero demostrar que soy mejor que él “.

Bradley entrenó para la pelea en casa, viviendo con su esposa y sus tres hijos.

“No tengo un gran séquito”, dijo. “No hay mucha gente montando en mis faldas. No necesito un montón de chicos que estén allí sin ningún motivo, excepto que se les paga. Esta es una oportunidad para mí de guardar algo de dinero serio y asegurar el futuro de mi familia. Mi equipo será Joel Díaz, mi padre y mi madre, mi esposa y Sam Jackson [un amigo cercano]. Lo que estamos haciendo ha funcionado hasta ahora, entonces, ¿por qué cambiar?

Como había hecho antes de sus ocho peleas más recientes, Bradley se volvió vegano durante los tres meses completos de entrenamiento. Su dieta incluía col rizada, espinacas, brócoli, arroz integral, pasta integral, fruta, almendras, nueces, granos y suplementos para proteínas adicionales. Todo estaba libre de gluten.

“Nunca comí vegetales cuando era niño”, explicó Tim. “Solía ​​odiar las verduras. Pero si preparas las verduras adecuadamente y pones las especias correctas, saben bien. No hay Big Macs o pollo frito en esta dieta. Si tiene ojos o una mamá, no lo estoy comiendo ”.

En cuanto a la pelea en sí, la suposición fue que, una vez que sonó la campana, ninguno de los dos tendría que buscar mucho para encontrar al otro. La opinión predominante era que dos cuestiones definirían el resultado: “¿Cuánto, si acaso, habían disminuido las habilidades de Pacquiao?” Y “¿Qué tan bueno es Bradley?”

Bradley está en su mejor momento y había derrotado a algunos luchadores muy buenos.

“Es duro”, reconoció Freddie Roach. “Se adelanta y es muy agresivo. Es muy fuerte y musculoso. Es un luchador físico. Usa mucho la cabeza y los codos y Manny a veces tiene problemas con eso. Pero Ricky Hatton también luchó de esa manera y mira lo que Manny le hizo. Manny ganará esta pelea ”, concluyó Roach. “Él es más rápido; tiene más experiencia y tiene mucho más poder “.

El poder de perforación era la mayor ventaja de Pacquiao. Lo tiene y Bradley no. Tim solo tuvo 12 nocauts en 28 peleas profesionales. Detuvo a un viejo Joel Casamayor en su última salida. Pero uno tuvo que regresar a un paro en la quinta ronda de Nasser Athumani en 2007 para encontrar un nocaut en su currículum antes de eso.

Además, hace tres años, Bradley fue derribado y herido gravemente en la primera ronda por Kendall Holt. Sobrevivió y ganó una decisión de 12 asaltos. Pacquiao es más rápido que Holt y golpea mucho más fuerte. A Tim le gusta intercambiar golpes con oponentes. Había dudas sobre si podría sobrevivir a un tiroteo con Manny.

“Todas las peleas son diferentes”, dijo Pacquiao. “No tomo esta pelea a la ligera. Bradley está invicto y es un campeón. Sé lo que siente, pero estoy seguro de que ganaré “.

Como precaución adicional, Roach trajo una nueva cosecha de compañeros de entrenamiento al gimnasio para forzar un ritmo más duro y menos amistoso del que Manny se había acostumbrado en los últimos campos de entrenamiento.

Al otro lado del libro mayor, el caso de una victoria de Bradley comenzó con la premisa de que Pacquiao ya no es el luchador que alguna vez fue. La prueba uno en apoyo de esa teoría fue la última pelea de Manny contra Juan Manuel Márquez. La mayoría de la gente había predicho una victoria dominante para Pacquiao. Los jueces le dieron un triunfo por decisión mayoritaria. La mayoría de los observadores en el ringside pensaron que Márquez merecía el visto bueno.

Pacquiao calificó su salida contra Márquez como “una pelea no tan feliz” y agregó: “Estaba en una condición física del 100 por ciento, pero tenía algunos problemas familiares con los que tenía que lidiar”. También lo subestimé “.

Roach señaló: “Fue la primera mala noche que tuvimos en 10 años. Todos predijimos nocauts y demás. Fue un poco vergonzoso, pero Márquez siempre le dará problemas a Manny. Es un muy buen boxeador y muy inteligente “.

Freddie también se hizo eco de su luchador, diciendo: “Tuvimos un gran campo de entrenamiento para Márquez pero en la semana de la pelea, todo se vino abajo. Manny tuvo algunos problemas personales y afectaron la pelea. Todas las distracciones a su alrededor le hicieron luchar mal. No creo que Manny permita que eso vuelva a suceder.

Sin embargo, el hecho es que Márquez había ingresado al ring para enfrentar a Pacquiao con un importante déficit de poder. Y Juan Manuel había encontrado una manera de neutralizar el poder de Manny, no solo una vez, sino cada una de las tres veces que habían luchado durante un período de ocho años.

“Me sorprendió que Pacquiao no pudiera sacar a Márquez de allí”, dijo Bradley. “Márquez es un gran luchador, pero tiene 38 años y ha pasado su mejor momento”.

También se creía que el primer estilo de pelea de Bradley representaba un peligro particular para Pacquiao. Más que la mayoría de los luchadores de élite, Manny parece estar molesto por la vista de su propia sangre. Los choques de cabeza son más probables cuando un luchador ortodoxo se enfrenta a un zurdo. Pacquiao es zurdo y los enfrentamientos con la cabeza se producen con notable frecuencia cada vez que Bradley pelea.

“Bradley viene de cabeza”, dijo Roach. “Hemos estado trabajando en cómo anular eso. Tenemos una lucha zurda contra un derecho. Sus cabezas pueden chocar. Es algo que me preocupa “.

También hubo un problema con respecto a la forma en que estaba Pacquiao. El 21 de abril, Alex Ariza (el entrenador de fuerza y ​​acondicionamiento de Manny) abandonó el campo de entrenamiento de Pacquiao en Filipinas sin el conocimiento previo de Roach para trabajar con Julio César Chávez Jr.

“Tenía a Amir Khan y Manny Pacquiao, mis dos mejores luchadores allí”, se quejó Roach. “Alex quería ir a trabajar con Chávez Jr., y le dije: ‘Creo que es un mal movimiento’. Alex es muy bueno en lo que hace, pero lo exageró. Su cabeza se ha vuelto demasiado grande y necesitamos calmarlo un poco ”.

Ariza defendió su decisión, afirmando que había hablado con Pacquiao, quien “me dio luz verde y dijo: ‘Sí, ve a ayudarlo. Nos vemos en LA. Está bien.'”

Manny confirmó la versión de los acontecimientos de Ariza y dijo: “Están haciendo un gran problema al respecto, pero Alex me pidió permiso, si estoy de acuerdo en que regrese a Los Ángeles”. Si no estoy de acuerdo, él no se va a ir “.

Ariza dejar el campo de entrenamiento durante dos semanas significó menos tortuosas sesiones de fuerza y ​​acondicionamiento para Pacquiao en el gimnasio. Hubo quienes pensaron que esto era parte del pensamiento de Manny.

Como era de esperar, Bob Arum habló brillantemente de las posibilidades de Bradley, y dijo a los medios: “Cuando miras a los oponentes de Manny, el hombre más fresco con el que ha luchado será Bradley. Los otros con los que ha luchado han sido grandes nombres como Cotto, [Antonio] Margarito, De la Hoya y Hatton. Bradley no es un gran nombre, pero es un gran luchador, joven y fresco. El elemento más importante con Bradley es su mente. Es un joven muy, muy decidido. Tiene confianza en sus habilidades y determinación, y eso es una gran ventaja para cualquier atleta “.

Arum, por supuesto, estaba promocionando la lucha para vender boletos en el sitio y compras de pago por visión, pero estaba en lo correcto al evaluar la autoestima de Bradley. Una y otra vez, en los meses previos a la pelea, Tim defendió su inminente éxito:

– “La gente dice: ‘Bradley no tiene poder’, pero a los tipos les gusta abrazar cuando se acercan a mí. No soy el mayor golpeador del mundo. No tengo poder de golpe de golpe, pero puedo alejarte de mí y mantener a los muchachos honestos con mi poder. Tengo poder punzante. Cualquiera que piense que no, ven a entrenar conmigo.

– “Pacquiao es un gran luchador. El es rapido; él es explosivo; Está bien educado. Sé todo eso, pero creo que puedo hacer que pague por las cosas que hace mal. Nunca has visto a nadie caminar a través de mí con poder y no sucederá el 9 de junio. He estado en el lienzo antes, así que no es nada nuevo para mí. El mayor dolor que tuve en el ring fue en mi 12ª pelea profesional contra Eli Addison. En la segunda ronda, ambos lanzamos la mano derecha y fallamos y nuestras cabezas chocaron. Me golpearon en el lado derecho de mi templo y no sabía dónde estaba. Perdí el control de mi cuerpo. Pensé que estaba caminando bien, pero me tambaleaba como Zab Judah hizo contra Kostya Tszyu [en 2001]. La gente se reía. Pensaron que estaba bromeando. Entonces el árbitro dijo ‘caja’ y Addison vino hacia mí. Estaba en piloto automático. Lo siguiente que recuerdo es la séptima ronda, pero gané la decisión. Ese es el tipo de luchador que soy. Sé que en algún momento de la pelea, Manny me golpeará con un gran tiro. La pregunta es, ¿qué pasa cuando eso pasa? Él no me asusta. Sus golpes tienen picadura. Sus golpes duelen, pero a excepción de Ricky Hatton, él no ha mostrado poder de noqueo de un solo golpe “.

– “No me apresuro a entrar. Soy difícil de golpear. Tengo muy buenos ojos y un buen sentido del boxeo. Pacquiao no pelea bien por dentro; Hago. Pacquiao prepara sus golpes con los pies. Mi juego de pies es tan bueno como el suyo. Soy tan rápido como él. Sé lo que puede hacer, lo que le gusta hacer y lo que no le gusta. Creo que se sorprenderá de lo fuerte que soy, lo rápido que soy y lo bueno que soy. Manny tiene más poder que yo, pero la habilidad gana peleas. No solo tengo músculos. Sé cómo usarlos.

– “Pacquiao ha estado luchando contra una oposición más lenta últimamente. Desde De la Hoya, el único tipo con el que peleó que tenía velocidad fue Márquez. Márquez fue rápido y viste lo que sucedió en esa pelea. Mis oponentes han sido jóvenes leones, Devon Alexander, Lamont Peterson, Junior Witter. Pacquiao ha estado luchando contra tipos que ya pasaron su mejor momento, tipos que se resbalan y se deslizan por la montaña. Estoy en mi camino hacia arriba.

– “No puedo salir muy rápido. Tengo que ser inteligente, salir por unas rondas, leerlo y luego comenzar a separarlo. Tengo que averiguar cuáles son sus mejores golpes y sentirlo y reducir el tiempo. No puedo lanzar golpes fuertes para llegar a él porque, si lo hago, vendrá directamente por el medio y explotará . A él le gusta mezclarlo. ¿Sabes cómo ralentizas a un luchador como ese? Peleas con él. Iré a un ritmo rápido por cada minuto de cada ronda. 36 minutos, 12 rondas completas. Y no me desvaneceré como se desvanecieron los otros tipos con los que ha peleado últimamente. Cuanto más tiempo pase, más dominante seré ”.

– “Freddie piensa que su luchador es más hábil que yo. Tal vez lo es; tal vez no lo es. No me importa lo que piense Freddie Roach. Él puede decir lo que quiera. Él no está en mi campo de entrenamiento y no estará en el ring luchando por Pacquiao. Junior Witter vio una película. Lamont Peterson vio una película. Devon Alexander vio una película. Freddie Roach puede ver toda la película que quiera y decir lo que quiera. Freddie Roach nunca ha estado en el ring conmigo.

– “Nada está garantizado en el boxeo. No ganas peleas con tu récord. Ganas peleas con lo que haces en la noche de la pelea. En el boxeo, siempre se trata en este momento. Sé cuándo boxear y sé cuándo pelear. Estoy física y mentalmente preparado. Puedo salir con cualquiera. Pasé por muchas cosas dentro y fuera del ring para llegar a este punto de mi vida. La gente de Pacquiao no sabe en qué se metieron. Es mi hora ahora.

Bradley creía en sí mismo. No había duda sobre eso. Y había otro factor a considerar.

Hay muy pocos coros en el nivel de luchador de élite. La personalidad de Pacquiao y todo lo que ha logrado fuera del ring han sido una parte importante de su ascenso al estatus de superestrella mundial. Pero en los últimos años, ha habido rumores de que, detrás de escena, había problemas en el paraíso. Ahora, algunos detalles no tan maravillosos estaban surgiendo y convirtiéndose en parte de la historia de Pacquiao.

Pacquiao y su esposa, Jinkee, tienen cuatro hijos. Él profesa ser un devoto católico pero a lo largo de los años, ha habido un patrón de infidelidad en su vida.

En mayo de 2009, GMA News en Filipinas informó: “En 2006, Pacquiao admitió haber participado en una aventura de una noche con Joanna Rose Bacosa, quien luego afirmaría que el zurdo más grande del mundo engendró a su hijo, Emmanuel John Pacquiao. Bacosa llevó el asunto a los tribunales, acusando a Pacquiao de violar la Ley de la República No. 9262 y buscó apoyo para el niño. Hacer una de las salpicaduras más grandes fue el rumoreado romance del boxeador con la sexy actriz Ara Mina. Se rumoreaba que la actriz era la razón por la cual Pacquiao abandonó su entrenamiento en los Estados Unidos en 2007 y lo reanudó en Filipinas. Los dos protagonizaron la entrada del Festival de Cine Metro Manila 2007 “Anak ni Kumander”, donde tuvieron que cerrar los labios nueve veces para perfeccionar una escena de besos. A principios de 2008, las fotos de Pacquiao bailando con una joven desconocida vestida de verde en la Embajada en la ciudad de Taguig proliferaron en Internet “.

Jinkee defendió a su esposo en ese momento y dijo: “Confío en Manny. Nos ama a nosotros y a nuestros hijos. Nuestra relación es fuerte “.

Eso cambiaría.

Mientras tanto, Pacquiao había desarrollado un hábito de juego serio, sufriendo pérdidas muy superiores a un millón de dólares anuales. Arum luego reconocería: “Era adicto a eso. Manny tenía uno de los peores hábitos de juego de todos los atletas que he conocido “.

Y los funcionarios fiscales filipinos presentaron una denuncia penal contra Pacquiao por no presentar documentos a los investigadores que estaban examinando “discrepancias” en sus declaraciones de impuestos.

“Si el Sr. Pacquiao no está ocultando algo, entonces debe presentar todos los documentos requeridos por el BIR”, dijo el oficial de la Oficina de Impuestos Internos, Rozel Lozares. “Es legislador y esperamos que respete la ley”.

Chris Mannix de Sports Illustrated más tarde haría referencia a lo que llamó el “comportamiento similar al de Charlie Sheen”.

Finalmente, Jinkee decidió que ya había tenido suficiente. En los días previos a la pelea de Pacquiao el 11 de noviembre de 2011 contra Juan Manuel Márquez, ella resolvió que ya no toleraría la promiscuidad de su esposo. Si Manny recibió o no documentos que exigen el divorcio la noche anterior a la pelea está abierto a debate. Lo que está claro es que, poco después de la pelea, Pacquiao declaró que había experimentado un despertar religioso y que cambiaría su estilo de vida de muchas maneras.

El nuevo Manny Pacquiao prometió fidelidad a su esposa, vendió su propiedad en un casino de Manila, se deshizo de su operación de peleas de gallos de 1,000 gallos, cerró su bar deportivo, prometió que renunciaría a todos los demás vicios y se volvió a dedicar a su fe.

“Lo viejo ha pasado”, proclamó Pacquiao. “Lo nuevo ha llegado. Cuando entregué mi vida al Señor, renuncié a muchas cosas que no estaban de acuerdo con lo que la Biblia enseña. Los pecados que cometí una y otra vez, dejé de hacerlo. Es mejor para mí ahora. Encontré una nueva forma de vida. Es la manera correcta. Leí la Biblia antes pero ahora, he aprendido a obedecer la palabra de Dios. El manual de mi vida es la Biblia. Tengo tranquilidad ahora. Siempre estoy feliz todos los días porque sigo la palabra de Dios. Lo sé, si muero hoy, a dónde voy. No me preocupa lo que encaja en este mundo. Estoy preocupado por lo que me pasa en mi vida eterna “.

“Manny tenía dinero y fama antes”, explica el asesor Michael Koncz, “pero siempre necesitaba acción. Los juegos de azar, las peleas de gallos, las mujeres, todas esas cosas le impedían aburrirse. Incluso con la política, le encantó el desafío de ser elegido. Pero ser elegido es una cosa; lograr después de haber sido elegido es otra. Creo que Manny esperaba que enfrentara decisiones difíciles todos los días en la arena política y que tuviera logros tras logros. Pero la política no funciona de esa manera. No es tan gratificante de inmediato como un golpe de gracia. Y lo que sucedió es que ahora, cuando Manny tiene tiempo para llenar, lee la Biblia y la comparte. Cuando quiere sentir que está haciendo una diferencia en la vida de las personas, comparte la Biblia con ellos. Está más relajado y más contento que nunca.

Jinkee estaba complacida por el cambio en su esposo. “Nuestras vidas fueron como una montaña rusa”, dijo. “Ahora es muy diferente que antes. Está lleno de confianza. Ahora tenemos una vida feliz juntos “.

Arum también elogió la transformación de Pacquiao. “La vida de Manny se estaba desmoronando”, declaró el promotor. “Ahora es diferente para él. Se va a dormir a tiempo, en la cama con su esposa, no lleno de culpa. Está en paz consigo mismo. De alguien que ha visitado el campo de entrenamiento varias veces, la diferencia en la cara de Manny es muy evidente. No está tan cansado como estaba y no está tan cansado como antes. Hay un brillo en su rostro. Creo que este despertar religioso ha sido todo bueno por su parte. Tengo un poco de prejuicios porque yo también soy religioso, pero creo que cuando los atletas jóvenes encuentran la religión, mejorará en gran medida sus carreras. Cuando un atleta tiene una experiencia religiosa, es una gran cosa “.

Freddie Roach también tuvo una opinión positiva.

“Tiene más concentración y más energía”, señaló el entrenador. “En el pasado, venía al gimnasio con anillos debajo de los ojos por dormir tan poco porque había salido tarde toda la noche. Ahora aparece fresco y, cuando termina, estudia la Biblia y se duerme. No tengo dudas de que va a hacer de Manny un mejor luchador. Él y Dios están muy unidos en este momento y es simplemente un mejor atleta sin distracciones “.

Hubo algunos baches en el camino. Se señaló que a pesar del reciente despertar religioso de Pacquiao, él continuaba con un lucrativo acuerdo de patrocinio con el coñac Hennessy. También hubo un aleteo cuando Manny habló públicamente contra el matrimonio homosexual.

Más significativamente, Pacquiao le dijo a la personalidad de la televisión filipina Korina Sánchez que estaba pensando seriamente en retirarse del boxeo porque el deporte estaba en conflicto con su devoción a Dios. A eso siguió una entrevista con Bob Velin de USA Today en la que Manny dijo: “Golpearse mutuamente no es bueno. Así que estaba pensando que no me quedaré mucho tiempo en el boxeo “.

Eso obtuvo una respuesta del veterano escritor de boxeo Charles Jay, quien observó: “Excepto que Pacquiao no se jubila. Simplemente está hablando de dejar el boxeo en 2013 o después de tres, cuatro o cinco peleas más, lo que, francamente, puede ser cuando iba a dejar el deporte de todos modos. Las contradicciones están por todas partes. Pacquiao reveló que estaba considerando seriamente retirarse después de que Dios se le apareció en un sueño y le dijo que dejara el boxeo. Si vas a esforzarte como una especie de mensajero de Dios y Dios te dice que hagas algo, no lo ‘consideres seriamente’. En otras palabras, debemos creer que Dios le dijo que hiciera algo y Pacquiao dijo algo como: ‘Bien, buena idea. Lo pensare. Pero primero déjame firmar para esta pelea contra Timothy Bradley y luego tener un par de peleas más y, por supuesto, existe la posibilidad de esa pelea con el malvado Mayweather. En algún momento del año que viene, me pondré en contacto contigo. Pensé que la idea era que Dios ya no quería que fuera un luchador. No creo que le haya pedido que primero gane un par de cinturones de campeonato adicionales y luego los cuelgue ”.

Bradley tenía su propia opinión sobre todo.

“Soy una persona espiritual”, dijo Tim, “pero no soy religioso. Creo en un solo Dios y abrazo a Cristo como mi Señor y Salvador, pero no voy a la iglesia todos los domingos. Para mí, la forma en que las religiones hacen las cosas, demasiado tiempo, es como un culto. No puedo decirte que alguien más está equivocado, pero puedo decirte lo que creo. Creo que toda persona puede salvarse. Creo que los asesinos pueden ir al cielo. Dios está en mi corazón Vivo mi vida de la mejor manera que puedo. Estoy en lo cierto? Nadie sabe toda la verdad de lo que es. ¿Lo se? No, es fe. No soy perfecto, pero soy la mejor persona que puedo ser. No arrojo mi religión a la cara de nadie más. Manny tiene su forma de hacer las cosas y yo tengo la mía.

El centro de medios en el MGM Grand en Las Vegas fue menos frenético durante la semana de la pelea que en otros eventos recientes de Pacquiao. Las compras de pago por evento se registraron de manera deslumbrante y la serie de campeonatos de la conferencia de la NBA entre Miami Heat y Boston Celtics planteó un problema. Finalmente, Miami-Boston fue a un séptimo juego el sábado por la noche, lo que alejó a un número indeterminado de compradores potenciales de la pelea.

Igualmente importante, los playoffs de la NBA privaron a Bradley-Pacquiao de una importante cobertura mediática. ESPN estaba televisando la serie Heat-Celtics, lo que significaba que el coloso del entretenimiento deportivo dedicaba sus múltiples plataformas mucho más al baloncesto que al boxeo. La pelea también se enfrentó a la competencia del mismo día de las finales de la Copa Stanley, el Abierto de Francia y las apuestas de Belmont

Al publicista Fred Sternburg (miembro del campamento de Pacquiao durante las grandes promociones) se le preguntó si veía alguna diferencia entre el comportamiento de Manny antes de la pelea de Bradley en comparación con los eventos anteriores.

“Sí”, respondió Sternburg. “Manny ha estado a tiempo toda la semana”.

Pero había otras diferencias. En los últimos años, Pacquiao parece haber disfrutado los rituales de la semana de lucha. Ahora parecía estar cansado de ellos. He was more subdued than in the past, more somber, possibly, than serene.

“His last few fights, he hasn’t been the old Manny,” Roach explained. “I think he has something to prove to the people.”

But in the eyes of some, Pacquiao already had one foot out the door. “My family wants me to retire,” he said. “My wife, my mom, my kids.” And one had to ask whether the demands that come with the devotion of the Filipino people were transforming the idolatry of millions from an inspiration to a burden.

Sugar Ray Leonard, who has been there and done that, wondered aloud, “Is it too much now?”

Bradley had no such internal conflicts. He was enjoying the spotlight and took to the big-fight atmosphere the way a duck takes to water. There were times when he seemed like a hero out of central casting. Smart, well-spoken, gracious, a family man with solid values and a megawatt smile that lights up a room when he enters. He has a compelling personality and seemed to believe in himself as much as a fighter can.

During an hour-long “satellite tour” two days before the fight, Bradley was in good spirits.

“I feel wonderful…I feel good…I’m great. How are you?…Thank you…”

Among the thoughts he offered were:

“When I was a kid and won a tournament, I’d be all excited and show everyone my trophy. This fight is about a lot more than a trophy. The money I’m making on Saturday night will change my life and my family’s life. Winning will change things even more.”

– “I know that Manny is a great fighter but he has to prove to me that he’s better than me. We’ll find out on Saturday if I’m great or not. One thing I know is that, when it’s over, I’ll be satisfied that I trained as hard as I could, fought as well as I could and put it all on the line.”

– “Sure, I’m nervous. If I wasn’t nervous, there’d be something wrong with me. But I’m sleeping fine. I love pressure. When I’m under pressure, I perform. The more pressure, the better I fight.”

– “The stage is ready. The lights are on. I believe with all my heart that this is my time.”

Bradley’s confidence was contagious. Pacquiao was a four-to-one favorite at the MGM Grand Sports Book. But there was an undercurrent of sentiment in the media center that an upset might be brewing.

Manny had catapulted to superstardom with scintillating victories over Oscar De la Hoya, Ricky Hatton and Miguel Cotto. He was dominant in triumphs over Joshua Clottey and Antonio Margarito but slipped a bit against Shane Mosley. His most recent performance, against Juan Manuel Marquez, had been disappointing. It was a matter of conjecture whether his newly-found religious fervor would spur him on in the ring against Bradley or blunt his aggressiveness.

Tim emphasized that latter point, noting, “Pacquiao’s life is going in a lot of different directions. He’s here; he’s there. One day he’s fornicating, then he’s not. But it seems like he’s trying to get away from boxing.”

Bradley, on the other hand, was a hungry fighter. More than simply saying all the right things, he seemed to believe them and gave every indication of being ready to translate his belief into reality. The presumption was that he would come as hard as he could for as long as he could, that he would dig as deep as possible on fight night, whereas Pacquiao might not. After all, against Marquez, Manny had shown a disinclination to walk through fire in the late rounds when it appeared as though Juan Manuel was in the lead.

In sum, Pacquiao’s aura of invincibility was glowing less brightly than in the recent past. Alex Ariza acknowledged, “You can race your car in high gear for just so long before there are problems.”

And Don Turner, who was monitoring the proceedings from his home in North Carolina, opined, “I’ve been around boxing a long time. Let me tell you what I’ve learned from watching guys like [Muhammad] Ali and Evander [Holyfield] and Larry Holmes. When the bell rings, Pacquiao’s belief in Jesus might help him but Jesus won’t.”

There were comments that Bradley would be a good spokesman for boxing if he won, that he was about the future, whereas Manny might be about the past.

“Hell must be freezing over,” Tim said when told that quite a few members of the media were picking him to win. “This is great.”

The biggest concern voiced by members of Team Bradley was that, if the fight went to the scorecards, their man wouldn’t get a fair shake from the judges.

* * *

“On the day of a fight,” Bradley has said, “it’s like there’s this huge rock on my back and I want to get it off. Then, right before I leave the dressing room, things become sort of like an out-of-body experience. When I walk to the ring, some fans are cheering, ‘Go, Bradley!’ Others are shouting, ‘You’re going to get knocked out.’ None of that means anything to me. When I step between the ropes, the nervousness leaves me. I say to myself, ‘I own this ring.’ And I look across the ring at the other guy and say, ‘You made a mistake, buddy.’”

The first two rounds of Bradley-Pacquiao were closely contested with all three judges splitting them evenly between the fighters. According to CompuBox, Pacquiao outlanded Bradley 11-to-10 in the first stanza but I gave that round to Bradley because I thought he fought more effectively.

Pacquiao dominated rounds three through six of what was then an exciting action fight. Bradley fired back when hit and pumped punches to the body when Manny tried to tie him up on the inside. But Pacquiao scored more effectively, particularly when punches were fired in bunches.

“He was fast,” Bradley acknowledged afterward, “and he stunned me a couple of times in there.”

In round five, I made two notes: “Bradley more respectful now of Pacquiao’s power…Can Manny keep it up for 12 rounds? If so, he wins.”

In round six, I wrote, “Pacquiao looks very good…Pacquiao unloading…Bradley walks to his corner at end of round with a weary discouraged look.”

At that point, I had Pacquiao ahead 59-55 (the same score as Jerry Roth). Duane Ford and CJ Ross had it 58-56.

Then, in my eyes (and also in the eyes of all three judges), the momentum of the fight changed.

Before the fight, Bradley had said, “I’m a rough fighter. I come in aggressively. There will be no time off. I’ll be fighting 60 seconds of every minute, three minutes of every round.” But he’d also acknowledged, “Pacquiao hits hard, so I’ll feel him out and see what he really has. If he does have power, then I’ll have to be smarter in there and outbox this guy.”

In round seven, Bradley started boxing. From that point on, I thought he controlled the pace of the fight.

Round eight: “Bradley boxing more now. Not pushing the pace…Pacquiao taking the round off. Looks a bit tired.”

Round nine: “Some good flurries both ways…Bradley looks stronger and digging deeper…Pacquiao may be losing his power.”

Round 10: “Pacquiao moving forward but Bradley countering well.”

Round 11: “Pacquiao throwing one punch at a time.”

Round 12: “After an impressive start, Manny has looked ordinary the second half of the fight.”

When I tallied my score, I’d given Bradley five of the last six rounds with one round even for a 115-114 scorecard in Tim’s favor. Beneath those numbers, I wrote, “Pacquiao outfought Bradley the first half of the fight. Bradley outboxed Pacquiao in the second half. Manny at his best always finished strong. This time, he didn’t. Like the Marquez fight, he wasn’t willing to walk through fire in the late rounds to win.”

Duane Ford and CJ Ross scored the fight 115-113 in Bradley’s favor. Jerry Roth scored it 115-113 for Pacquiao.

Looking at the round-by-round punch-stats after the fight, I questioned my scoring of several rounds. When I watched the replay, I could see how a majority of observers scored the bout for Pacquiao. Duane Ford and CJ Ross didn’t have the benefit of hindsight. I think they’re honest judges and I don’t think the decision was a “robbery.”

Bob Arum thought otherwise. In the media center immediately after the fight, the promoter declared, “I have never been as ashamed to be associated with the sport of boxing as I am tonight. To hear scores like we heard tonight; it’s unfathomable. These people don’t know how to score. Two of the judges [Ford and Roth] are too damn old to score anymore. What were they looking at? How do you explain it to anybody? What fight were they watching? They’re honest but they need to correct their vision. What we saw tonight was ridiculous. It’s bizarre. This isn’t arguing about a close decision. This is an absurdity. Everyone who’s associated with boxing should feel ashamed.”

As Bart Barry (who also scored the fight for Bradley) wrote afterward, “Bradley and Pacquiao were examples of graciousness ignored by almost everyone else.” Pacquiao told the media that he thought he’d won but added, “The decision has been done already, so we have to respect it and give credit to him. It’s part of the game. I’m still here. Next time.”

Bradley attended the post-fight press conference in a wheelchair with strained ligaments in his left foot and a badly swollen right ankle. “I stepped on the referee’s foot and felt something pop,” he explained. The other injury came when he pivoted awkwardly.

The injuries highlighted Bradley’s fortitude and gave rise to the question of whether they’d hampered his performance. But he refused to cite them as an explanation or excuse, giving credit to Pacquiao for being a great fighter.

Meanwhile, a perfect storm was brewing. An overwhelming majority of on-site media had scored the fight for Pacquiao. The most notable exception was Brian Kenny (who, ironically, called the fight for Top Rank’s international feed). Kenny saw Bradley as a 115-113 victor and held to that view after watching a replay.

Here, I should note that, on “The Fight Game” this past Saturday night, HBO made a point of showing round seven (which all three judges scored for Bradley) without blow-by-blow commentary. Jim Lampley referred to the round as “the smoking gun.” The point was then made that, according to CompuBox, Pacquiao outlanded Bradley 27-to-11 in that round.

I think that Bradley outlanded Pacquiao in round seven . No confíes en mi palabra. Watch the round again without sound and decide for yourself.

Still, conspiracy theories abounded. Depending on one’s imagination, either Arum bought off the judges (because his contract with Pacquiao was expiring and this was a way to lock Manny in for another fight). Or Richard Schaefer did it. Or maybe it was Al Haymon, Floyd Mayweather’s omnipotent manager.

On June 11th, Arum formally requested that the Nevada Attorney General’s office conduct a full inquiry into the circumstances surrounding the scoring of the bout.

“I want to investigate whether there was any undue influence,” the promoter said, explaining his action. “They have to investigate the commission, how these guys were appointed, what was told to them before the fight, if anything. We have to investigate the judges. We have to investigate the betting pattern. And we have to investigate the promoter; that’s me. If this was a subjective view that each of the judges honestly held, okay. I would still disagree but then we’re off the hook in terms of there being no conspiracy. But there needs to be an independent investigation because it strains credulity that an event everybody saw as so one-sided one way, all three judges saw it as close. The public has a right to know. The fighters have a right to know. The only way to restore fans’ confidence in boxing is by letting an independent body investigate every detail of the fight, no matter how big or small. Sunshine never hurt anyone.”

The storyline of Bradley-Pacquiao is now the judging. But there are other storylines buried beneath the controversy.

First, all the talk about the decision has deflected attention from the fact that, for the first time in years, Manny failed to sell out an arena in Las Vegas.

Floyd Mayweather, despite considerable self-promotion, hasn’t sold out the MGM Grand since 2007. Pacquiao fought before capacity crowds in Sin City on seven occasions during that same period.

Not this time. Documents filed with the Nevada State Athletic Commission show that 13,229 tickets were sold for Bradley-Pacquiao. 925 complimentary tickets were given away and 2,070 tickets went unsold.

Similarly, Pacquiao’s previous seven fights averaged more than 1,100,000 pay-per-view buys. Early numbers suggest that Bradley-Pacquiao will fall in the 850,000 range. Some of that shortfall can be attributed to the fact that Bradley has yet to develop a following. But the bloom appears to be fading a bit from the Pacquiao rose.

The arena for the weigh-in at the MGM Grand was configured for 6,000 fans. In recent years, every seat has been filled for Pacquiao appearances. This time, the announced attendance was 4,000. That seemed like a generous estimate. Also, on-site merchandise for Bradley-Pacquiao sold less than briskly than during previous Pacquiao fights.

It’s too early to proclaim the end of the Pacquiao Era. Indeed, the loss to Bradley might reenergize Manny as a fighter. But there’s a question as to how much he has left. Against Antonio Margarito and Shane Mosley, Pacquiao appeared to be compassionate late in the fight but he wasn’t compassionate against Juan Manuel Marquez. Against Marquez, he couldn’t pull the trigger. And against Bradley, he faded as the bout wore on. Manny was at his most devastating physically and mentally for his fights against De la Hoya, Hatton and Cotto. He’s unlikely to get to that level again.

There may or may not be a rematch between Bradley and Pacquiao. Arum has indicated he questions the economics and aesthetics of such a fight. That might be part of an effort to drive down Tim’s contractually-mandated purse minimum before a contract is (or is not) signed.

The assumption all along had been that if Bradley beat Pacquiao, Top Rank would know how to make the most of it. One of the sad things in the way Bradley-Pacquiao has played out is that Tim has emerged from the fight more tarnished in the public mind than if the decision had gone against him. That’s not fair.

The furor surrounding Bradley-Pacquiao has also been unfair to the judges.

Bad judging isn’t a new problem in boxing. Outrageous decisions in club fights and high-profile bouts are far too common. But it’s rare that they go against the house fighter. What’s unusual here is that a controversial decision went against the house fighter (who’s also the most popular fighter in the world).

In the days before Bradley-Pacquiao, numerous scenarios as to how the bout might unfold were discussed. There were predictions of cuts caused by headbutts leading to a technical decision. There were predictions of knockouts and biased judging in favor of Pacquiao. No one who suggested the decision could bring howls of protest prophesied that the winner would be Bradley.

Bad decisions can result from poor judgment or bias on the part of officials. Poor judgment can result from incompetence or a bad night. Biased officiating exists at every level of the sport. Everyone knows that it exists and virtually nothing is done to eradicate it. In fact, the presumption is that officials are sometimes appointed precisely because they’re biased.

I don’t know CJ Ross. I’ve watched Duane Ford at work over the years and know him casually. I think he’s honest and a good judge.

Ford has taken a beating in the media. “I’ve had better weeks,” he told me when we spoke last Thursday. “It hurts. Having judged as many fights as I have, you take criticism as part of the game. I love fighters. I love the trust they’ve given me over the years. That’s sacred to me but this has been a bit overwhelming and it has been hard on my family. I’m asking myself if I want to stay in the game.”

Ford has been quoted in the Las Vegas Review-Journal as saying, “I thought Bradley gave Pacquiao a boxing lesson. Pacquiao missed a lot of punches and I thought he was throwing wildly.” In response to questions from Kevin Iole of Yahoo! Sports, Duane declared, “If this were ‘American Idol,’ without a doubt, Pacquiao would have won. But it was not. Remember, it’s a boxing match and Bradley demonstrated his ability to box expertly.”

Ford elaborated on those themes in our own conversation, saying, “When you’re a judge, you’re at arm’s length from the action. You see things that other people don’t see. When the bell rings, you concentrate and focus. Then the bell rings again and you turn in your score. It’s 12 separate fights. When a round ends, that fight is over. Unless you’re totally focused, it’s impossible to do the job right.”

“I had Pacquiao leading after six rounds,” Ford continued. “There were several times when I thought he hurt Bradley. But in the second half of the fight, I thought that Bradley landed some hard body shots and did an excellent job of standing his ground when he had to. It was a close fight. There were rounds that could have gone either way and I scored them the way I saw them. I walked out of the arena that night knowing in my heart that I’d done an honest job.”

There will always be controversial decisions in boxing. That’s the nature of the sport but the controversies rarely come when judges call them as they see them. They come when judges call them the way they’re supposed to see them.

Whatever investigation follows Bradley-Pacquiao should focus on more than one fight. Any official can make a mistake. The key is to look for patterns of misconduct, to explore the issue of which referees, which judges and which administrators in which jurisdictions frequently rule in a questionable manner.

The investigation should be keyed to the overall state of officiating in boxing. It should explore the way judges and referees are trained and appointed. And most important, it should lead to the end of the system whereby referees and judges favor house fighters. It would be devastating if the ongoing furor over Bradley-Pacquiao instilled fear in the minds of judges who might otherwise have the temerity to rule against a popular house fighter.

Rather than beat up on two officials, boxing should use Bradley-Pacquiao as a teaching moment to press for unbiased, competent decision-making across the board.

Thomas Hauser can be reached by email at [email protected] His next book (And the New!: An Inside Look at Another Year in Boxing) will be published this summer by the University of Arkansas Press.

Source: Maxboxing.com